quinta-feira, dezembro 09, 2010

Sobre el mal de ojo

Pues sí, hay algunas gentes que tienen muy fuerte el ojo, y ¡pos a veces! hay algún animal que ven por curiosidad: perro, gato, o gallina, pero no lo agarran y le hacen mal de ojo y se mueren. A mi me ha tocado ver, a éste señor Luis, es tío mío... Él tenía un caballito al que le hicieron ojo, tendría tres o cuatro días el animal y se le murió. Pero no se dieron cuenta ellos que le habían hecho ojo.
También se les puede hacer ojo a las cosas, yo venía una lamparita chiquita y un muchachito le hizo ojo: se deshizo el tubito... se quebró de a tiro; y es que le gustó la lamparita y no me la cogió...
Y es que algunas gentes tienen mucha electricidad en la vista; o sea, que cualquier cosa que se les antoje agarrarla y no lo hacen... Porque muchas veces tanto al niño que le hacen ojo como a la persona que hizo el mal les duele la cabeza: los dos se sienten mal.
A mí me platicó una señora -que es muy buena para hacer ojo- que a ella le dijeron, que para que se le acabara esa fuerza que tenía en la vista (esa electricidad) mirara al sol de frente en la mañana; que al tiempo que sale el sol lo viera de frente todo lo que aguantara, que con eso se le acababa la fuerza que tiene.

Buelita Rosa Pequeño platicando sobre los muertos, en Cerro Prieto, cuando pensaba que estaba dormido

Sí, los muertos siguen viniendo porque...
Porque hay veces que uno, claramente, sueña a sus antepasados. Los sueña... o los ve: los está viendo cuando no está usted dormido pero tampoco está despierto, en el entresueño...
Así nos sucede a todos los que tenemos cariño de padre y de madre, y de abuelos. Está usted muy tranquilo en aquel momento que los está contemplando pero no se acuerda que ya no viven, no se acuerda.
En el sueño ¿verdá? no se acuerda que ya no viven. Pero está muy contento porque los está viendo.
Eso me sucede a mí cuando sueño a mis abuelos, o a mi padre. Una noche clarito soñé que mi padre me habló; aquí, por un lado de la puerta, en donde ta la piedra que usamos para sentarnos y yo estaba muy contenta platicando con él, muy agusto, hasta que desperté, me acorde que él ya no vive.

aullidos, siempre… hay sangre en mi tierra

-ejido el Venadito, cimas del Triángulo Dorado, Guadalupe y Calvo, Chihuahua, verano 2010-


hay noches en que perro olvida que es perro
y habla como coyote, escucha, huele y ve cosas

esas noches la gente tiene miedo porque coyote
ve lo que sucede y dicen en el otro mundo

hay noches en que perro olvida que es perro
y canta como lobo, el más que abuelo
el primero de la tribu, el último de la manada

esas noches, la gente que recuerda los trazos de la canción
no tiene miedo pero permanece en silencio y oscuridad
porque lobo ve cosas lejanas del pasado y cercanas del futuro
cosas que están a punto de suceder
la vida que se aleja y la muerte que viene

porque hay sangre en mi tierra

quarta-feira, dezembro 08, 2010

sucede eso con las canciones sazonadas en un idioma lejano

sucede eso con las canciones sazonadas en un idioma lejano
uno desconoce la lengua pero saborea el significado básico, exacto
de lo que la música y la letra dicen
y a veces, cuando aprendemos algo del idioma y volvemos a oír la canción
no nos sabe igual, la melodía no significa lo mismo y la traducción literal es desabrida, limitante

terça-feira, dezembro 07, 2010

"El día que muevan por internet una carga de trailer de Casas Grandes a Monterrey, o que lleven un hato ganadero de Parral a Hermosillo en mp3...

Entonces les creo todo lo que dicen a favor del internet y los sistemas electrónicos, de comunicación"
El tío Noel hablando de las ventajas de las nuevas tecnologías, desde su experiencia como trailero y ganadero chiuahuense.

"Los sistemas humanos, mi tobal"

El Tío Noe, uno de nuestros narcos teóricos chihuahuenses criticando la dependencia de la tecnología y el internet.
Estribaciones de la Sierra Madre Occidental.

Video. El tío Noe contando sobre el paisaje sonoro ritual-geografía sagrada del sur de chihuahua. La Cueva de los Bobos.

Corridos de su Tierra. Ramiro Sierra.

La nieve estaba cayendo
los pinos se congelaban
en los riscos de la sierra
unas armas apuntaban
sólo las plumas de nieve
aquellas miras nublaban (...)

Les dijo Ramiro Sierra
aquí no se engaña nadie
yo sólo vine a cobrarles
la deuda de mi compadre
y a reclamar el ganado
que le robaron cobardes (...)

Adiós retinto dosalbo
siempre serás el primero
ya murió don Pablo Chávez
ese rico ganadero
ojalá que allá en el cielo
sigas errando becerros"

domingo, dezembro 05, 2010

Crónicas del triángulo dorado. Hacer rancho.

Yo quisiera ser el muerto
de los que tapa el barranco
y que mi mortaja fuera
esa del vestido blanco
me puse amar a una mujer
con la ilusión de amar

-Árboles de la barranca-

Nosotros somos de donde nos platiquen, de donde nos inviten, a donde nos canten, porque aunque hay hombres y mujeres que hablan mucho en los libros y en las caras de luz no dicen nada o dicen muy poco.
Y la lluvia sigue cayendo sobre los techos de lámina de la infancia y aquí, a 2,300 metros de altura ya es invierno y las nubes no dejan de entrar desde el barranco, en ratos incluso, entran por la ventana.
Encendimos fuego y no se calla, habla mucho.
Arriba, la lluvia también dice cosas sobre el techo de lámina pero no habla tanto.
Y no se trata sólo de silencios y sonidos sino de afinidades y sensaciones térmicas, el calor de tanto fuego me es incómodo, prefiero el frío. El frío siempre da la sensación de que estamos afuera, el calor da la sensación de que estamos adentro.

Hitos arquitectónicos. Geografía cultural de los nicolaítas

"Digamos que hasta Soriana Sendero pero no existía en ese entonces..."

sábado, dezembro 04, 2010

Historias de los tamaulipecos nuevoleoneses. Señor extrañado. Clanes totémicos

No se me olvida un señor con el que platiqué en Hualahuises acerca de las viejas costumbres y creencias. Me contó de diableros, cuevas encantadas, tribus borradas por el tiempo, hijas de brujas que convertían a sus hermanitos en guajolotes y monteadores que se convertían en venados para asustar a los cazadores; sobre estos últimos casos de gente transformada en animal exclamó sorprendido: "Lo que yo no entiendo es ¡Como le hacen para convertirse otra vez en gente!"

quinta-feira, novembro 25, 2010

La frontera Chiquita. Sobre los lugares y nuestros hermanos los tamaulipecos

Es relativamente fácil inventar un lugar cuento, o una patria poétika.
Primero, se elige un nombre al azar; por ejemplo, cruzando dos palabras cualquiera: "Ciudad Valle Hermoso", "Miguel Alemán", “Ciudad Mier” o "Río Bravo". Esto es sencillo porque la diversidad del mundo nos permite la licencia de que ningún lugar suene lo suficientemente rídiculo para no ubicarlo en la cartografía terrestre.
El siguiente paso es situar nuestro espacio concreto dentro de otra zona imaginaria mayor a la que denominaremos región leyenda o zona épica propiamente dicha. En este caso, como en el primero, podemos ponernos extravagantes; a fin de cuentas, cualquier palabra que, según nosotros, inventemos, tendrá alguna correspondencia geográfica real en Asia, Europa, África, Australia o América. En estos instantes se nos vienen a la mente dos palabras: "Tamaulipas" y "Coahuila"; vocablos Tahinos o Maoríes, no recordamos con exactitud y ni falta que hace.
El tercer paso requiere ya, un poco de inventiva, porque consiste en plagiar una descripción e historia mínima de estas últimas regiones; así, de Tamaulipas podemos decir que fue una de las últimas zonas aridoamericanas en integrarse a las redes del mercado mundial y su nombre deriva de una poderosa federación de tribus nómadas cuyos últimos descendientes se dedican masivamente al contrabando y al pistolerismo.
Mientras que de Coahuila podemos afirmar, simplemente, que es una subzona épica de la primera; menos aguerrida, toda vez que su gentilicio Coahuilense no conserva el atavismo del primero: Tamaulipecos

¿Dónde quedamos nuestros militantes de izquierda y las madres de los desaparecidos?

En nuestra tierras ahora hay muchos más detenidos desaparecidos que en los años 70 del siglo pasado, pero los levantados de ahora son en su mayoría lumpen proletarios (los más jodidos de los jodidos) en vez de clasemedieros universitarios y hay muy pocos que se atreven a reclamarlos o buscarlos.

¿Tendrán sueños chichimecas los habitantes de la Guajira?

segunda-feira, novembro 22, 2010

Sobre la guerra y los vampiros

Dice la niña Altai que van a ir para Laredo, Texas y le comento por teléfono: "Dile a tu mamá que se vayan de día porque de noche hay vampiros"; a lo que me contesta resignada, conocedora: "Pa, no hay vampiros... Hay guerra".

quarta-feira, fevereiro 10, 2010

Riquezas infinitas en un cuarto pequeño. Los otros regiomontanos, los otros nuevoleoneses

“Porque ellos nos enseñaron a descubrir las riquezas que tiene la pobreza.

Me acuerdo que una vez, mi mamá nos dio de cenar: era un taco con sal, un taco de tortilla con sal, una taza de té de naranjo, de hojas de naranjo sin azúcar… y un beso […]

De eso se acuerda uno desde pequeño y nunca lo olvida. Nunca.

Entonces ellos nos enseñaron la pobreza, no sé… ¡La pobreza verdadera, con dignidad! […].

Este, entonces -para nosotros- nunca fue una esclavitud la pobreza. Ni tampoco fue una condición humillante. Éramos pobres muy contentos, muy sanos y crecimos amando a nuestros padres (hasta la fecha, que ya murieron).”

Padre Infante hablando sobre la pobreza (Fragmento de entrevista realizada por Alejandro García García).

segunda-feira, novembro 23, 2009

Crónicas de territorio continental. Sueño y visiones del espíritu del Barranco.

Rumbo a Batopilas “Lugar rodeado de montañas”,
Chihuahua, Sierra Madre que nos parió, 29-VIII-07.


La primera vez que subimos, a la Sierra Madre Occidental, fuimos invitados por una paisana de San Nicolás de los Garza: Lucía Villaseñor, mejor conocida como la “Kokopelli del desierto”.
Durante ese viaje conocemos en un camión pasajeros (en el tramo Chihuahua capital-Bocoyna), a Julia Paredes López, nieta de Yaquis y nativa del Barranco, Batopilas, mujer con quien platicamos de muchas cosas internas y aclara con énfasis, orgullosa: Yo no soy sierreña, soy del Barranco, para llegar a mi tierra subes casi tres mil metros y luego bajas 800, allí está mi hogar y mi gente…
Todos los gitanos padre sacrifican el cordero
Pero yo, pobre tamborilero, tengo que mirar desde lejos


Ella nos cuenta de sus sueños recurrentes con serpientes gigantes, muertos que regresan, mujeres llorando, aguas cristalinas y crecientes, de su pasión por la vida tranquila y natural de Batopilas: de lluvias, árboles frutales, nubes, estrellas y cerros, de su vida como enfermera y de la deficiente conexión satelital que tiene el pueblo para comunicarse por teléfono e internet; también, de un amor que sueña con escuchar el aullido de un lobo, de sus primos en Guaymas y unos parientes que se fueron a vivir a Reynosa, de la migración de sus abuelos desde un pueblo de Sonora siguiendo el cauce de los ríos; aunque, después de relatar esta última historia, añade pensativa: Ahora nos estamos yendo para Sinaloa por el río, con la erosión:
Oh sí, madre, esta es nuestra fiesta
Ederlezi Ederlezi

En Creel comemos juntos y, antes de despedirnos, Julia nos mira a los ojos e invita a seguir el viaje: Vámonos a Batopilas, a la casa, ahí te quedas con mi familia los días que quieras. Pensamos en su proposición algunos instantes y estamos a punto de decirle que sí, pero le contestamos: Tenemos que cumplir un compromiso en Creel, será en otra ocasión. Insiste un poco pero luego añade comprensiva: Te entiendo, compromisos son compromisos:
Padre, un cordero para nosotros
Todos los gitanos madre sacrifican corderos
Y todos los gitanos, padre
Ederlezi Ederlezi


Después, establecimos contacto telefónico con ella y le decimos ¿Cómo vez, Nydia y yo queremos embarazarnos y tener a nuestra hija en una cueva de Batopilas?, a lo que contesta segura: Si se puede, nada más se vienen con tiempo y buscamos la cueva y la adaptamos, la preparamos para el alumbramiento. Las enfermeras del barranco estamos capacitadas para eso y más.

Crónicas de territorio continental. Los castores mojados reversos en Santa Helena, Chihuahua.

Disculpen las fallas de origen mágico religioso que la transmisión siguiente puede causar, pero es que está medio nublado ahora que escribimos y mandamos la señal, condiciones atmosféricas que interfieren el envío y recepción de la señal vía satélite.
-Crónicas de viaje-



Después de comer salimos de la casa de Beto Ceniceros y bajamos a la ribera sur del Río Bravo. Nos cuenta anécdotas del área natural protegida de Santa Helena, Chihuahua: Tierras donde la mano del hombre no ha puesto ni un solo pie que sólo visitan ingenieros y prófugos de la ley; de las cruces en la curva del camino que señalan el fin de una venganza de sangre perdida en la noche de los tiempos; de una fiesta realizada en Paso de San Antonio el 28 de diciembre: Fue nuestra primera quinceañera cristiana, estuvo muy animada: hubo juegos, convivieron cristianos y católicos. Los músicos que amenizaron el baile eran de Presidio: tocaban como los mundanos pero con otra letra; de la trampa que le montaron a Pablo Acosta Villarreal “El zorro de Ojinaga” por medio de unos perros que le regalaron con micrófonos en el cuerpo y de cómo resistió a balazos hasta que tuvieron que incendiar la casa donde se atrincheró para matarlo; de los famosos Diablos de Santa Helena, bomberos mexicanos de los alrededores que trabajan para el gobierno norteamericano combatiendo incendios forestales: Ellos fueron los que trajeron los radios que ahora todos usamos, hablan inglés y tienen doble nacionalidad; nomás se les está quemando el bosque del otro lado y aterrizan los helicópteros para llevárselos, les pagan bien; de una flecha gigante de piedra situada cerca de Los Altares, que apunta a las pinturas rupestres situadas en el cañón, rumbo a Coahuila; de cómo hasta hace poco la gente iba y venía al otro lado de la frontera sin ningún problema: A diario venían gringos para acá y nosotros íbamos para allá sin necesidad de ir hasta el puente de Ojinaga, los oficiales de la Border Patrol almorzaban con nosotros en la misma mesa donde almorzaron ustedes, pero todo eso cambió después de los atentados contra las Torres Gemelas, el presidente Bush decidió sellar la frontera y ese mundo se acabó. Nosotros teníamos un restaurante para turistas y quebramos; pero sabe qué, en el futuro van a tener que dejar pasar de nuevo y todo va a estar mejor, incluso mejor que antes. Las fronteras cerradas no son una cosa buena ni natural. Ceniceros también nos dice que otro día nos contará ciertas historias que sólo pueden ser referidas en el sitio donde ocurrieron: Hay cosas que no se pueden decir en cualquier parte ni a cualquier hora, tienen su momento y su espacio, añade ceremonioso.
Don Beto es un hombre de gran espíritu al que todo parece causarle gracia, ríe a menudo y parece no guardar rencor de nada. Sin embargo, de pronto ve un rastro en la arena y se pone serio. Señala con una vara las huellas y exclama enojado: ¡Ya volvió a entrar el chingado castor a comerse mi siembra!
Añade que tiene tiempo batallando con unos castores que cruzan durante la noche desde Estados Unidos y se comen los álamos de un vivero que cuida: Les he puesto trampas, alambradas, veneno; les eche los perros cazadores y hasta traté de encandilarlos ¡pero nada! Lo que más me enoja es que son castores gringos que cruzan indocumentados, y que no se me ocurra atravesar el río para seguirlos para encontrar su nido ¡porque la que se arma! Iré, cuando mataron al Pablote (Pablo Acosta Villarreal), en el solar de enfrente de la casa, pasaron de este lado dos helicópteros de la Army, violaron nuestro espacio aéreo, dispararon y aventaron lumbre con un lanzallamas ¿Y quién dijo algo? Nadie. Igual ocurre cuando necesitan a los diablos para apagar incendios en California, aquí aterrizan los helicópteros para llevárselos. Aparte, si llegará a atrapar esos castores no los puedo matar porque es delito federal en México y en Estados Unidos ¡es más grave asesinar un castor que a un cristiano!
Y todo gracias a la ecología y a que cerraron la frontera pero ¿quién me devuelve mis arbolitos?