terça-feira, fevereiro 06, 2007

Textos de nuestro paisano Ben Okri: "Una oraciao de los vivos", "El camino hambriento", "Riquezas infinitas". ¡Viva la madre patria! Áfrika

Ben Okri Una oración de los vivos (fragmento)
"Toda mi información me trajo a esta ciudad. Si mi amante, mis hermanos, mi familia están en algún sitio, es aquí. Esta es la última ciudad del mundo. Más allá de su puerta roída está el desierto. El desierto se estira hacia el pasado, hacia la historia, hasta el mundo occidental y la fuente de la sequía y el hambre: la enorme montaña de ausencia de amor. Desde sus cumbres, por la noche, los oscuros espíritus de la negación cantan sus impresionantes canciones que encogen el alma. Sus canciones nos roban la esperanza y nos hacen ceder nuestras energías al aire. Sus canciones son frías y nos entregan a la lucidez de morir. Detrás de nosotros, en el pasado, antes de que ocurriera todo esto, había todas las posibilidades del mundo. Habían todas las oportunidades para, partiendo de cosas pequeñas, crear una historia y un futuro nuevos, dulces, si hubiéramos llegado a verlas. Pero ahora, por delante sólo quedan las canciones de la montaña de la muerte. Buscamos a nuestros seres queridos mecánicamente y con una sequedad en los ojos. Nuestros estómagos ya no existen. Nada existe excepto la búsqueda. (...)

La vida humana, llena de codicia y amargura, confusa, asfixiante, llena de prejuicios e insensible, y agradable también, e igualmente maravillosa, pero... la vida humana me había traicionado. Además, ya no quedaba en mí nada por salvar. Incluso mi alma se estaba muriendo de hambre. Abrí los ojos por última vez. Vi las cámaras sobre todos nosotros. Para ellos, éramos los muertos. Mientras atravesaba la agonía de la luz, los vi a ellos como muertos, abandonados en un mundo sin compasión ni amor. Mientras la vaca deambulaba entre la aparente desolación de la habitación, a la gente que lo estaba grabando todo le debe de haber parecido raro que me hubiera puesto tan cómodo entre los muertos. Pero estaba cómodo. Me estiré y cogí la mano de mi amante. Con una respiración dolorosa y un suspiro y una sonrisa, me dejé ir. La sonrisa debió de extrañar a los reporteros. Si hubieran comprendido mi idioma, habrían sabido que era mi modo de decir adiós. "

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http://www.epdlp.com/texto.php?id2=1068

Ben Okri La carretera hambrienta (fragmento)
"Con nuestros compañeros del mundo de los espíritus -aquellos con quienes teníamos especial afinidad- éramos casi siempre felices, porque flotábamos en la corriente verdemar del amor. Jugábamos con los faunos, las hadas y los seres hermosos. Tiernas sibilas, duendes benignos y la serena presencia de nuestros antepasados nos acompañaban siempre, bañándonos en el resplandor de sus distintos arcos iris. Son muchas las razones para que los bebés lloren cuando nacen, y una de ellas es la repentina separación del mundo de los sueños incorpóreos, donde todo está lleno de hechizos y no existe el sufrimiento. Cuanto más felices éramos más próximo estaba nuestro nacimiento. Al acercarse una nueva encarnación nos comprometíamos mediante pactos a regresar al mundo de los espíritus tan pronto como se presentara una oportunidad. Hacíamos esas promesas en encendidos campos de flores y bajo el dulce claro de luna de aquel universo. Los mortales nos llamaban abiku, niños espíritus. No todo el mundo nos reconocía. Éramos los que no cesábamos de ir y venir, reacios a aceptar la vida. Teníamos la facultad de provocarnos la muerte y la obligación de cumplir nuestros pactos. Quienes los rompían sufrían alucinaciones y el acoso de sus compañeros. Sólo encontraban consuelo cuando regresaban al mundo de los nonatos, el lugar de las fuentes, donde sus seres queridos los esperaban en silencio. Aquellos de nosotros que prolongábamos nuestra estancia en el mundo, seducidos por el anuncio de memorables acontecimientos, atravesábamos la vida con ojos cargados de muerte y belleza, llevando en nuestro interior la música de una hermosa y trágica mitología. De nuestras bocas brotaban oscuras profecías. Imágenes del futuro invadían nuestras mentes. Éramos los extraños, siempre a medias en el mundo de los espíritus. (...)

Todos descendimos al gran valle. Era un día en el que se celebraban fiestas desde tiempo inmemorial. Espíritus maravillosos danzaron al compás de la música de los dioses, y con sus cánticos dorados y sus encantamientos de lapislázuli protegieron nuestras almas durante el tránsito y nos prepararon para el primer contacto con la sangre y la tierra. Todos hicimos solos la travesía. Teníamos que sobrevivirla solos: superar las llamas y el mar, el contacto con las ilusiones. Había empezado el destierro. Tales son los mitos de los orígenes. Historias y estados de ánimo muy enraizados en quienes creen en tierras ricas y creen todavía en los misterios. Nací no sólo porque hubiera concebido la idea de quedarme, sino porque, finalmente, después de tantas idas y venidas, sentía ya, asfixiándome, la presión de los grandes ciclos temporales. Recé para que se me concediera la risa, pedí una vida sin hambre y recibí paradojas por respuesta. Sigue siendo para mí un enigma por qué nací sonriendo. "

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Treinta y dos

El polvo de los ángeles está en todas partes.

El rostro oculto de las cosas se abre para nosotros.

El tiempo de la inocencia se ha ido.

Arribamos a la edad del sueño.

Mueren las vías antiguas.

Hoy atravesamos turbulentos misterios.

No sabemos que todo un camino se ha ido.

No sabemos qué cosas vendrán.

Seguimos viviendo como si la historia fuera un sueño.

El milagro es seguir vivos y amando

lo mejor que podemos

en este enigma de la realidad.

De la novela Riquezas Infinitas (Infinite Riches), Phoenix House, Londres, 1998, en: http://www.jornada.unam.mx/2003/06/23/oja74-okriymumia.html

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