El sistema de origen soviético TRIZ para la creatividad, innovación y solución de problemas es tan bueno y efectivo, una máquina casi perfecta e ideal de pensamiento que lo vamos a practicar -en forma inversa- con Dieguito y Altai (nuestros cachorritos); así, tal vez dejen de encontrar soluciones ideales a los problemas y kaos del mundo contemporáneo; quizás, también, dejen de preguntar e imaginar variadas y grandes cosas a través de sus algo ritmos de colores.
Ligas a presentación/descripciao del método TRIZ:
“Genrich Altshuller Teaching TRIZ 1-6 (está con subtítulos en inglés y si no mastica el ruso ¡pues está en chino!):
Estaban muy abiertas las puertas del inframundo en esa temporada. En la Tierra de las Montañas Azules y la Afroaridoamérika toda no se contaba ni se cantaba ni se caminaba ni se se tomaba de la mano otra cosa.
Palabras y enseñanzas de la Abuela Rosa Pequeño Delgado:
"Los tecolotes son malos; avisan cuando se quiere morir un cristiano...
Por ejemplo, el día que yo me muera viene el tecolote, se para ahí (en el patio), y empieza a cantar, y es que me voy a morir...
También los cuervos... Una vez era tarde y estaba bien nublado cuando llegó una parvada de cuervos, ¡pos sí adivinan!; en cada estante de la cerca se puso uno y empezaron a cantar: “kar” y “kar”; se empinaban así pa abajo y cantaban. Pos ese día, a las dos de la mañana, me vinieron a avisar que mi Lupito se había matado.
Y cuando mi Lencho, fue diferente: cantó una gallina en la tarde. Él se había ido pa la boda y la gallina cantó en la tarde. Pa las diez de la noche ya estaba muerto. Lo mataron.
(Rosa Pequeño Delgado; Linares)
"Antes había mucha, mucha rabia, y contaban que a cierto ranchito ¡pos ya había venido un enrabiado y había querido desbaratar una casa! Entonces a un señor de ahí, de ahí, que tenía bastante familia, se le ocurrió salirse de su casa y llevarse sus hijos y su mujer pal monte. Luego, subió a su señora y toda la familia a un mezquite e hizo una lumbre bien grande. Y por los gritos sabían bien por dónde andaba el enrabiado, andaba nomás por entre el monte, entonces aquel señor le gritó y no... nomás se fueron contestando varios gritos cuando de pronto ¡aquí está el enrabiado!, porque a los enrabiados nomás les echaban un grito y ¡saltaban! buscando de dónde venía. Entonces ¡pa pronto se pescaron y se agarraron!, se pelearon y cayeron entre la lumbre. Se quemaron los dos, pero él salvó a su familia con todo y señora".
¿Manuela la pamorana?, era de más antes esa mujer, india legítima, yo creo. Pero era negrita, negrita, y tu abuelo también era negrito, negrito. Más antes había mucha gente así, pero ya después se fue mezclando y mezclando... Esos estaban negritos porque eran indios legítimos. Allá, en el ejido, por eso le pusieron el Cerro Prieto, porque más antes había mucha gente prieta. Había unos señores bien feos, que serían “encartados” [cruzados] de chango; yo conocí a dos de esos señores, tenían las narizonas de este tamaño, anchas y abiertas, bien feos. Estaban chatos de la cara, ¡cosa horrible!, y la boca así, grande y salida. Dicen que ésos eran encartados de mono, de mono chango, de los de más antes. Digo yo que ¡pos no habría mucha gente!, yo creo que los changos bajaban del cerro y engendraban, ahí, con las... con las mujeres, luego salían los hombres bien feos; a dos conocí yo, eran... eran tíos de Hilario Martínez. ¡Pero cosa horrible!, eran dos señores los que conocí, nomás los miraba uno y le daban miedo, le daban miedo. Sí, le decían Cerro Prieto ¡pos porque había mucha gente prieta!
El Dia Martes 13 de Noviembre del 2007, dejo de existir Don Tomas Ortiz Del Valle, fallecio producto de un derrame cerebral, seguramente esta al lado de su compañero Eugenio Abrego en estos instantes, Los Alegres de Teherán ahora cantaran en el cielo. Descance en paz, Don Tomas Ortid Del Valle, una gran perdida. Mi pesame a toda su gente. Y a todos los seguidres de alegres de teran."
En el video de abajo, don Tomás Ortiz y los siempre tristes Alegres de Teherán, en sus años mozos:
No estás sola: un sol abajo y a la izquierda, en el inframundo y la cima de las montañas (sobre nuestras cabezas) alumbra, palpita. La canción de nuestra vida cuenta dos historias entrelazadas que, evocan, el aullido de coyote sobre tierra roja y el vuelo de paurake, a la hora del crepúsculo. Te miro a los ojos y te abrazo en la distancia, desnuda, sobre el tejido de nuestra vida que urdimos con pláticas y relatos; te miro a los ojos y veo, a través de ellos, como se abren las puertas del día y las puertas del otoño, como se despliega el mundo.
las tempestades de fines del verano las lluvias que adelantan el otoño los amores que presagian un invierno de fuego los viajes que cifran el tiempo, la memoria los sueños desnudos en el horizonte y las canciones del futuro que aulló el abuelo coyote
no importa que paguen el nombre de una estrella que nunca verán y escondan su brillo en la bóveda de una caja suerte, en suiza
suiza un país neutral con amplia experiencia en la paz de los y las capitales guarda el oro nazi protege dinero de traficantes de armas, droga y poder acumula el capital de banqueros, industriales y comerciantes
importa poco que vendan el nombre de estrellas que nacen es de otros, la bóveda celeste, su nido y corazón de luz
"Friday, October 12, 2007 Las raíces del hielo Cuano vi a Halima por primera vez pensé: parece una niña esquimal ¿de dónde habrá venido? y no volví a pensar en ello. Hoy, una libanesa que apareció por mi casa me dijo, dejándome boquiabierta y patitiesa: ¡qué linda! parece un bebé esquimal, tiene cara de uzbeka...o de mongola...¡de tártara! Y me acordé de mi primera impresión de Halima y la vi viniendo del hielo en una barca entre los poemas de Permafrost con una generación de mujeres mágicas (Marina, Amaru, Altai...) niñas con todos los cuentos en la mirada desde que nacieron y me acordé de Samarkanda (leer novela) y de mi cuento no-nato del Hombre que era un planeta y deseé releerme ese volúmen fabuloso de poemas del hielo del Paurake de mil batallas y leérselo a Halima para que sepa de dónde viene. También recordé a Hajja Amina, la mujer de Mawlana, venía de algún rincón de la región tártara aunque había salido de ahí siendo muy pequeña. La primera vez que estuve en Chipre, aparecieron por ahí dos mujeres que habían viajado durante días desde Kirguistán. Hablaban ruso, pero recordaban la lengua de los abuelos, y así pudieron pasar las tardes con Hajjiana, hablando tártaro, como antes.
"Todo el día me he sentido mal, me duele la cabeza y ando fastidiada pero es que es domingo y no fuimos a la iglesia de nosotros... Me levanté tarde con el sol ya en lo alto y no estoy impuesta... Yo tengo que despertarme antes que el sol porque si no no me siento bien hasta otro día que me vuelvo a levantar temprano para ir a trabajar."
Desde tiempo inmemorial se sabe, en estos contornos, que las corzas preñadas por los barrancos de la sierra paren crías pamoranas. Así ocurre desde el principio de los tiempos... Dicen que un venado de luz se desprende de la estrella del crepúsculo, a la hora cero y las preña; entonces, las ciervas corren desbocadas hasta encontrar un claro del bosque en el que llueva con sol, fenómeno conocido en la aridoamérica naútica como "está pariendo una venada".
Manuela Pamorana es aborigen de una sierra que lleva por nombre su apelativo: La Sierra Pamorana. El vocablo Pamoran nació antes que las montañas y la gente como Manuela carga con el bulto de la palabra porque nació en la sierra del mismo nombre. La montaña se denomina así porque al olvidarse, o esconderse, el significado original de la palabra, se tuvo que nombrar con ella algo importante, sagrado. Nuestra madre, más transparente que sus hijos cuenta que a Manuela le llaman Pamoran porque es prieta prieta, de un negro casi morado; afirma que su apellido le suena a una flor de color lila oscuro con que se visten las montañas en estas tierras, allá por los inicios del otoño. Y por si estas madres no fueran poco descubrimos que hay una comunidad pequeña denominada "hormigas pamoranas": insectos feroces y altaneros que desafían a la gente en lucha cuerpo a cuerpo y anuncian tormenta. Allí hubiera muerto la cosa si no fuera porque en la mención acerca de una congrega de indios, otorgada por el gobernador Alonso de León (el día 23 de octubre de 1683) se especifica que los congregados son naturales de una banda del Río de las Conchas del Valle, llamados Pamoranes. El visitador que firma el documento añade "cuyo nombre es maguipama copini, que en lengua pamorana significa estrella grande que mata venado..." Entonces, según el anterior documento colonial, la palabra denominaba también a una banda indígena y una lengua nativa. Todo queda claro, Manuela Pamoran es lo mismo apellido, apodo, color, nombre tribal e insecto, astro cazador de venados, sierra y lengua indígena casi casi olvidada.