segunda-feira, novembro 23, 2009

Crónicas de territorio continental. Sueño y visiones del espíritu del Barranco.

Rumbo a Batopilas “Lugar rodeado de montañas”,
Chihuahua, Sierra Madre que nos parió, 29-VIII-07.


La primera vez que subimos, a la Sierra Madre Occidental, fuimos invitados por una paisana de San Nicolás de los Garza: Lucía Villaseñor, mejor conocida como la “Kokopelli del desierto”.
Durante ese viaje conocemos en un camión pasajeros (en el tramo Chihuahua capital-Bocoyna), a Julia Paredes López, nieta de Yaquis y nativa del Barranco, Batopilas, mujer con quien platicamos de muchas cosas internas y aclara con énfasis, orgullosa: Yo no soy sierreña, soy del Barranco, para llegar a mi tierra subes casi tres mil metros y luego bajas 800, allí está mi hogar y mi gente…
Todos los gitanos padre sacrifican el cordero
Pero yo, pobre tamborilero, tengo que mirar desde lejos


Ella nos cuenta de sus sueños recurrentes con serpientes gigantes, muertos que regresan, mujeres llorando, aguas cristalinas y crecientes, de su pasión por la vida tranquila y natural de Batopilas: de lluvias, árboles frutales, nubes, estrellas y cerros, de su vida como enfermera y de la deficiente conexión satelital que tiene el pueblo para comunicarse por teléfono e internet; también, de un amor que sueña con escuchar el aullido de un lobo, de sus primos en Guaymas y unos parientes que se fueron a vivir a Reynosa, de la migración de sus abuelos desde un pueblo de Sonora siguiendo el cauce de los ríos; aunque, después de relatar esta última historia, añade pensativa: Ahora nos estamos yendo para Sinaloa por el río, con la erosión:
Oh sí, madre, esta es nuestra fiesta
Ederlezi Ederlezi

En Creel comemos juntos y, antes de despedirnos, Julia nos mira a los ojos e invita a seguir el viaje: Vámonos a Batopilas, a la casa, ahí te quedas con mi familia los días que quieras. Pensamos en su proposición algunos instantes y estamos a punto de decirle que sí, pero le contestamos: Tenemos que cumplir un compromiso en Creel, será en otra ocasión. Insiste un poco pero luego añade comprensiva: Te entiendo, compromisos son compromisos:
Padre, un cordero para nosotros
Todos los gitanos madre sacrifican corderos
Y todos los gitanos, padre
Ederlezi Ederlezi


Después, establecimos contacto telefónico con ella y le decimos ¿Cómo vez, Nydia y yo queremos embarazarnos y tener a nuestra hija en una cueva de Batopilas?, a lo que contesta segura: Si se puede, nada más se vienen con tiempo y buscamos la cueva y la adaptamos, la preparamos para el alumbramiento. Las enfermeras del barranco estamos capacitadas para eso y más.

Crónicas de territorio continental. Los castores mojados reversos en Santa Helena, Chihuahua.

Disculpen las fallas de origen mágico religioso que la transmisión siguiente puede causar, pero es que está medio nublado ahora que escribimos y mandamos la señal, condiciones atmosféricas que interfieren el envío y recepción de la señal vía satélite.
-Crónicas de viaje-



Después de comer salimos de la casa de Beto Ceniceros y bajamos a la ribera sur del Río Bravo. Nos cuenta anécdotas del área natural protegida de Santa Helena, Chihuahua: Tierras donde la mano del hombre no ha puesto ni un solo pie que sólo visitan ingenieros y prófugos de la ley; de las cruces en la curva del camino que señalan el fin de una venganza de sangre perdida en la noche de los tiempos; de una fiesta realizada en Paso de San Antonio el 28 de diciembre: Fue nuestra primera quinceañera cristiana, estuvo muy animada: hubo juegos, convivieron cristianos y católicos. Los músicos que amenizaron el baile eran de Presidio: tocaban como los mundanos pero con otra letra; de la trampa que le montaron a Pablo Acosta Villarreal “El zorro de Ojinaga” por medio de unos perros que le regalaron con micrófonos en el cuerpo y de cómo resistió a balazos hasta que tuvieron que incendiar la casa donde se atrincheró para matarlo; de los famosos Diablos de Santa Helena, bomberos mexicanos de los alrededores que trabajan para el gobierno norteamericano combatiendo incendios forestales: Ellos fueron los que trajeron los radios que ahora todos usamos, hablan inglés y tienen doble nacionalidad; nomás se les está quemando el bosque del otro lado y aterrizan los helicópteros para llevárselos, les pagan bien; de una flecha gigante de piedra situada cerca de Los Altares, que apunta a las pinturas rupestres situadas en el cañón, rumbo a Coahuila; de cómo hasta hace poco la gente iba y venía al otro lado de la frontera sin ningún problema: A diario venían gringos para acá y nosotros íbamos para allá sin necesidad de ir hasta el puente de Ojinaga, los oficiales de la Border Patrol almorzaban con nosotros en la misma mesa donde almorzaron ustedes, pero todo eso cambió después de los atentados contra las Torres Gemelas, el presidente Bush decidió sellar la frontera y ese mundo se acabó. Nosotros teníamos un restaurante para turistas y quebramos; pero sabe qué, en el futuro van a tener que dejar pasar de nuevo y todo va a estar mejor, incluso mejor que antes. Las fronteras cerradas no son una cosa buena ni natural. Ceniceros también nos dice que otro día nos contará ciertas historias que sólo pueden ser referidas en el sitio donde ocurrieron: Hay cosas que no se pueden decir en cualquier parte ni a cualquier hora, tienen su momento y su espacio, añade ceremonioso.
Don Beto es un hombre de gran espíritu al que todo parece causarle gracia, ríe a menudo y parece no guardar rencor de nada. Sin embargo, de pronto ve un rastro en la arena y se pone serio. Señala con una vara las huellas y exclama enojado: ¡Ya volvió a entrar el chingado castor a comerse mi siembra!
Añade que tiene tiempo batallando con unos castores que cruzan durante la noche desde Estados Unidos y se comen los álamos de un vivero que cuida: Les he puesto trampas, alambradas, veneno; les eche los perros cazadores y hasta traté de encandilarlos ¡pero nada! Lo que más me enoja es que son castores gringos que cruzan indocumentados, y que no se me ocurra atravesar el río para seguirlos para encontrar su nido ¡porque la que se arma! Iré, cuando mataron al Pablote (Pablo Acosta Villarreal), en el solar de enfrente de la casa, pasaron de este lado dos helicópteros de la Army, violaron nuestro espacio aéreo, dispararon y aventaron lumbre con un lanzallamas ¿Y quién dijo algo? Nadie. Igual ocurre cuando necesitan a los diablos para apagar incendios en California, aquí aterrizan los helicópteros para llevárselos. Aparte, si llegará a atrapar esos castores no los puedo matar porque es delito federal en México y en Estados Unidos ¡es más grave asesinar un castor que a un cristiano!
Y todo gracias a la ecología y a que cerraron la frontera pero ¿quién me devuelve mis arbolitos?

segunda-feira, novembro 09, 2009

Crónicas de territorio continental. Montados y armados

Y desde luego tampoco sé qué es México. Supongo que eso se lleva en la cabeza. México. Cabalgué mucho por ese país. Cuando oyes la primera ranchera te parece que entiendes todo el país. Cuando llevas oídas un centenar ya no entiendes nada. Ni lo entenderás nunca. Yo hace mucho que terminé los asuntos que tenía allá abajo (…)
Cormac McCarthy, Ciudades de la llanura.

¿Qué dice el corrido?
Quijada sacudió la cabeza. El corrido lo dice todo y no dice nada. Yo oí la historia del güerito hace ya años. Antes incluso de que su hermano naciera.
El corrido cuenta lo que quiere contar. Habla de lo que mueve el mundo. El corrido es la historia de los pobres. No debe fidelidad a las verdades de la historia sino a las verdades de los hombres. Cuenta la historia del hombre solitario que todos somos. Cree que allí donde dos hombres se encuentran sólo pueden pasar dos cosas y nada más. En el primer caso nace una mentira, y en el segundo la muerte.
Es como decir que la muerte es la verdad.
Cormac McCarthy, En la frontera.


Montados y armados.


Javier Aguirre conoce muchos lugares y gente del norte de México. Se crió entre General Terán, Nuevo León, ciudad Victoria y Reynosa, Tamaulipas, pero de los veinte años en adelante empezó a viajar por todos los estados norteños como agente de la desaparecida Policía Judicial Federal:

Muy cumplido en su deber
en Culiacán destacado
hizo respetar la ley
así quedó demostrado
cuando estuvo en Monterrey
y en Tamaulipas su Estado


Cuenta que cierta vez detuvieron a un joven burrero, en Agua Prieta, Sonora y debieron liberarlo porque el padre del joven los amagó y correteó con un machete. Se trataba de un anciano casi centenario muy bravo y decidido al que ninguno de los efectivos se atrevió a tocar o encañonar con sus armas de fuego, así es que lo dejaron irse con su hijo antes que -siquiera- contradecirlo; en otra ocasión interceptaron un tren de pasajeros en la guarda raya de Chihuahua y Sonora: El ferrocarril traía vagones de pasajeros pero en vez de asientos y gente estaba repleto con bultos de mariguana; parecía que no traía ni un alma pero de pronto bajaron los maquinistas y nuestra gran sorpresa que portaban chalecos a prueba de balas de la DEA y radioteléfonos. Discutieron con el comandante y de pronto llegó un enlace por radio, desde la ciudad de México: “Dejen pasar ese tren y suban de escoltas, va para la frontera y tiene vía libre”:

Antes era Federal
pero no me convenía
porque era mucha la mafia
y poca la policía
ya me llegaron al precio
les trabajaré otro día

Vecino de Tamaulipas
nacido y criado en Laredo
le dije adiós a la mafia
voy con rumbo al extranjero
este es último viaje
les dejo mis comederos


También narra de un retén, adelante de General Bravo, Nuevo León, en el que decomisaron un arma a otro viejo y, cuando le preguntaron para que quería la pistola, contestó sin vacilar: Para matar a mi compadre, que me hizo un gane -a la mala- con unas vacas y mi esposa. Javier miró detenidamente la pistola decomisada (un revólver viejo con tres tiros) y se fue a la patrulla. Regresó con una pistola escuadra, le puso un cargador y le dio otro de repuesto a aquel hombre, al tiempo que le decía: Mire, con esa pistola que traía no va a hacer nada. Le presto está, si quiere matar a su compadre va a tener más chanza; pero eso sí, vaya y haga lo que tenga que hacer y luego me regresa el arma, vamos a estar aquí tres días. El viejo se echó la escuadra al morral y cruzó el retén, rumbo a Reynosa. Regresó al otro día en la mañanita, preguntó por Javier y le entregó la pistola prestada. Sólo le faltaba un tiro: Muchas gracias -le dijo- y cruzó el retén en sentido contrario.
Cuenta muchas otras cosas pero, hace poco le preguntamos que recuerda más de todos esos años de hierba, polvo y plomo; entonces, se queda pensativo, luego dice, en forma pausada: Un cabrón, en la sierra de Chihuahua que nos mantuvo a raya con dos cuernos de chivo (cuerno de chivo: nombre popular con el que es conocido el rifle de asalto AK-47, en México). Mira, Terán, tuvimos un enfrentamiento de horas después de un decomiso. Nosotros éramos muchos y les gritamos que se rindieran, que no tenían ninguna chanza ¡pero pues nomás no hicieron caso! Hubo varios muertos y heridos. Al final, se rindieron dos, y uno salió corriendo ladera abajo, en dirección contraria. Llevaba dos cuernos y unas ristras de cargadores:

Compadre sírvame un pase
que se me están acabando
ya peleamos con la ley
de Sinaloa y de Durango
y con tanto enfrentamiento
el sueño me está ganando


Cuando vimos que iba corriendo con las armas y las municiones nos sacó de onda y nos reímos, pero luego observamos como avanzaba rumbo al barranco y agarramos cuatro caballos para perseguirlo; primero de lejos, luego de más cerca y ¡cuando quisimos apuntarle! nos empezó a disparar para mantenernos a raya. ¡No nos dejaba hacerle blanco!
Al principio, pensamos que iba a ser fácil cazarlo, ¡pero nunca dejó de moverse!, quien sabe de qué forma -tu Terán- giraba su cuerpo como un remolino, levantaba los dos rifles de asalto y nos disparaba; también, nos tiraba con los brazos en forma cruzada y para atrás ¡sin nunca dejar de correr y de bajar; igual cambiaba los cargadores. Algo que nunca habíamos visto, hasta nos daba miedo ver su figura por entre los árboles mientras corría y bajaba recargando y disparando. Y así estuvimos, nos tiraba las ráfagas y nos parapetábamos, lo perseguíamos un poco y cuando le íbamos a disparar nos rociaba de tiros:

Calibre dos veintitrés
que bonito cacareabas
se confundían los quejidos
con el mugir de las vacas
y los ecos de la sierra
esta balada grababan


Pues sí, nos mantuvo a raya bastante rato, no sé cuánto tiempo, al final se le acabaron las balas y nos aventó los cuernos de chivos pero siguió corriendo. Entonces sí, lo agarramos de más cerquita y nos lo chingamos.
Eso nunca se me olvida, fue en la sierra de Chihuahua hace más de veinte años, en el siglo pasado que acaba de terminar:

Se oyeron unas descargas
no pude llevar la cuenta
en las riberas del Conchos
cantaba una M 60
cacareaba una AR-15
y distintas metralletas

Crónicas de territorio continental. Manzanas y carne de oso.

Lo que más nos sorprende de Chihuahua es algo simple, su cielo azul y el sol: su luminosidad. El aire tiene una transparencia que permite inundaciones de la luz de una forma clara, sosegada. Tenemos cuatro días aquí y no deja de maravillarnos. Ahora entramos a un café y vemos la puesta de sol por las ventanas. Es increíble hallar tan diferente un elemento como el sol, en dos tierras y ciudades tan cercanas: Monterrey y Chihuahua.
-Crónicas de viaje-



Vivíamos en la colonia Roble, San Nicolás de los Garza, Nuevo León, cuando se apareció Eloy invitándonos a trabajar a unos ranchos lejanos. Le decía a nuestro padre -de una forma por demás confiada y efusiva-: Manuel, estoy buscando gente para ir a pizcar manzana en Cuauhtémoc, Chihuahua. Se gana muy buen dinero y es nada más una temporada corta; si no te quieres despegar de tu familia te los puedes traer, también hay chamba para ellos.
Manuel López y Eloy Morín parecían tenerse confianza: bromeaban, bebían juntos y platicaban largos ratos; Morín vivía a dos cuadras de nuestro hogar y había sido supervisor de papá en la fábrica de Industrias Automotrices, S.A. (IASA).
Nuestro padre era comerciante ambulante, en ese entonces, y pensó la propuesta de aquel amigo, pero aunque este le insistió una y otra vez, una y otra vez, siempre le contestó que no: Aquí estoy muy a gusto con mi puestecito de tacos, ¿qué voy a hacer a una tierra lejana y desconocida, donde dicen que hace tanto frío?
Un día de invierno papá nos sacó de nuestros juegos y nos llevó a la cocina para sentarnos alrededor de la mesa, traía en las manos envuelto algo, lo colocó al centro y lo desenvolvió; luego exclamó en tono ceremonial y orgulloso: Aquí tengo un pedazo de carne que me dejó Eloy antes de irse, me pidió que se las diera a probar, es de un oso que fue cazado en la sierra de Chihuahua. A continuación cortó cuatro pedazos y los repartió entre los tres hermanos más grandes y nuestra madre. La carne era algo dura y muy gruesa pero sabía bien; sin embargo, lo que más recordamos de aquel trozo es el sabor y conciencia plena de un territorio llamado Chihuahua, de sus montañas, de su gente.

Del señor Eloy Morín ya no volvimos a tener noticia, papá cuenta que desapareció y nunca volvió. Nadie sabe si sigue con vida, murió en la quema o está preso. Nosotros, cada vez que volvemos a probar carne de oso y escuchamos una vieja balada nos acordamos de él:

Se oyó la voz de R1
un domingo en la mañana
cuando le dijo a su gente:
“Vamos a pizcar manzana
ahí les dejó un anticipo
y nos vemos en Chihuahua”

En la prensa publicaron
por medio de una embajada
que en un rancho del desierto
allá en Búfalo, Chihuahua
había diez mil toneladas
de la famosa manzana.

sábado, outubro 24, 2009

Derzu Usala (de serie: poemas cinematográficos)

No disparen iSoy gente!
El fuego es gente
El sol es gente
La luna es gente
El agua y el viento son gente
Gente muy importante

El sol, todos lo sabemos
Es nuestro padre
Y la luna nuestra madre
pero a veces lloran
porque nos portamos mal

Todo es gente y no deberíamos hacer enojar a la gente

La gente de hierro habla
habla mucho pero no le entiendo

En la taiga no estamos solos nunca
Viene mucha gente: el cuervo, el tejón, los ratones
En la taiga las narices y los oídos ven igual que los ojos
En la taiga no comprendemos cómo la gente puede vivir encerrada

Nos falta aire en la ciudad, tenemos que irnos de ellas

porque si no, moriremos de tristeza

Olviden El Álamo, Topo a Kopito

Remember:

el misil topol ruso de herencia soviética
el topos uranus de herencia asiática
el topos lobampus de herencia heleno cahita
el animal ciego que horada la tierra
el agua mineral Topo Chico
el volcán del Topo Grande
el taller del Topo Chido
la toponimia que quiere nombrar para siempre al mundo
y la topoNydia que lo re crea a cada instante
según el paisaje sonoro ritual de las horas que pasan

Oiga, lo que no entiendo es ¿por qué se oye la voz de la señora contando un cuento si vimos cuando la estaban enterrando, en un video?


Podría ser que noche perros bermejos te ladren
desde el más allá
porque así lo han hecho desde antes de tu nacimiento
y así lo harán después de la muerte del último de tus descendientes

Podría ser que de noche perros bermejos te ladren

desde Venus: estrella de la tarde, estrella del amanecer

Podría ser que el eco de su luz roja
te guíe hasta el centro de la tierra
por el camino de tus antepasados que es el de tus hijos

Porque los perros bermejos ladran desde el más allá y tu ya estás muerto
parado junto a una gran avenida sin poder distinguir

entre el día y la noche o el paso de las estaciones
sin poder distinguir entre la creciente que baja de la montaña

y el ruido cadencioso de los autos que atraviesan de lado a lado el costado y el sueño de la ciudad

Podría ser que con los ojos de los perros bermejos un día de éstos me veas pasar...



domingo, fevereiro 08, 2009

Sueño recuperado de algún año y verano pasados

Anoche soñamos en un sueño que estabámos en el ejido Cerro Prieto. Todo el día hemos traído de encargo esa visión pero no logramos verla en un secuencia narrativa básica, en una historia.

Apenas recordamos la cercanía del mar, o el gran espejo de agua de la presa, casas o chozas de los parientes, veredas, la carretera que bordea el cerro y parte en dos al rancho; pero, sobre todo, tenemos presentes las piedras con grabados: dos o tres rocas tatuadas con figuras que han sido remarcadas de blanco. Las piedras son de tamaño regular pero pasan sin dificultad de mano en mano entre nosotros y alguna gente del ejido. Las levantamos reverencialmente a la altura de nuestros ojos, frente a la mirada de todos y contamos o cantamos algo sobre ellas, o con su pretexto, no sabemos qué.

Durante el día, esta última imagen nos acompaña y nos trae a la mente que la gente vieja de Cerro Prieto nos contaba que había peñas “con figuras y letras de los indios”, en la punta del Cerro, pero cuando hicieron la gran presa quisieron construir un hotel en la cima y las máquinas las derribaron o enterraron. Según cuentan los planes del hotel abortaron porque se abrieron varios ojos de agua y los “Caterpillar” y “manos de chango” ya no pudieron trabajar.

También viene a nuestra mente la piedra con un grabado que cierta vez bajamos de la Loma de las Vacas, colina situada frente al Cerro Prieto, se trataba de una pequeña roca que llevamos a la casa de la abuela Rosa Prequeño, que por ahí anduvo rodando; a veces estaba debajo de la cama o en el patio, otras, sostenía la puerta de la casa para que no se cerrara de golpe con los vientos de la llanura costera del Golfo. Poco antes de que la abuela enfermara y se la llevaran a la ciudad la piedra desapareció; le pregunté por ella a la más grande de los Pequeño y no le dio importancia. Dijo “por ahí debe de andar barrumbada, o se regresaría a la loma”. La buscamos piedra por piedra en el solar y no hallamos nada.

Mientras escribimos lo anterior se nos figura que, una de las piedras rayadas del sueño, tiene el dibujo de un enjambre de estrellas, como si el grabado de blanco sobre la roca fuera una constelaciao.

Suspiramos, ni sikiera la muerte es ausencia. Debemos ir a visitar a la abuela enferma, subir al Cerro Prieto y caminar por los solares abandonados y teñidos con sangre de los ancestros; volver al Valle de los Hualahuises y los Ampapa Caeme Amiguas para nadar en las aguas que bajan de la Peña Colorada; cantar un par de canciones sagradas en la noche constelada del verano viendo caer los astros rumbo a la Sierra Pamorana y la Sierra Chiquita mentada que tiene su rayo hacia al oriente.


sexta-feira, fevereiro 06, 2009

Puercos académicos (cuerpos académicos).


Refierese a grupos fantasma de investigación creados en facultades de universidades como la UANL. El objetivo de los mismos es hacer como que gestionan el saber "porque lo que es bueno para la Universidad es bueno para nosotros…", a traves de mecanismos como los siguientes:

  •  Primeros foros o seminarios internacionales de algo, donde participan los organizadores, dos de sus amigos y algún visitante extranjero (98 % de posibilidades de que este último sea un francés, español o norteamericano radicado en el D.F.).
  • Coordinación de libros con re versiones de artículos y ensayos elaborados por ellos mismos, sus alumnos favoritos, además de amigos y familiares.

 

Este tipo de mecanismos funcionan, a la vez, con la única intención de obtener puntos en los escalafones del ESNIF, CONASHIT, PROMEP y cantidad de siglas académicas más, que se traducen en dinero y poder; en consecuencia, el fin último de los puercos académicos es engordar en un cubículo chiquero universitario para conservar y heredar la plaza.


Realizado en colaburración con Nydia Afrorraramuri y con una beca de doctorado del Programa Nacional de Posgrdo de Calidad del COANCYT

Supersticiones locales. Creencias nativas

Entre nuestra gente existe la creencia de que cuando alguien va a morir 

recorre en forma inversa el camino de su vida

se regresa paso a paso por el camino del tiempo

(no como en un sueño, o un parpadeo, o el transcurrir de una película).


Así, cada vida tarda la mitad de su vida en morir.


Pero para cuando cada muerte recorre, en forma inversa, el camino de su vida

llega un punto en que vuelve a nacer

por eso nosotros morimos naciendo y nacemos muriendo.


(Y esto no es historia ni copia y pega de un programa visto en el discovery es la verdad, la verdad, la puritita verdad).


quarta-feira, janeiro 21, 2009

Calebraciao. Un año. Para Nydia

así han pasado los días y el tiempo no guarda nada...

desde las montañas altai a karukinka, la tierra de fuego
no se canta otra cosa "afrorraramuri regresó, afrorraramuri regresó..."

regresó por nuestra tierra, por nuestra gente y por nuestros amores
regresó por nosotros

un día volveremos con ella y nuestros amores a su tierra
porque la tierra de las montañas azules y koloradas es suya y nuestra
es suya y nuestra y nadie ha de poder quitárnosla

quarta-feira, janeiro 14, 2009

Ocurrió durante el solsticio de invierno 2008, en el ejido Cerro Prieto de Linares, Nuevo León

Altai le quiere dar de comer a uno de los gatos ferales del ejido Cerro Prieto, bestias que, en tierras situadas más al norte, son conocidas en ciertas noches de tormenta como gatos de mar.

Estamos de paso y traemos pocas provisiones por eso le insistimos que no puede darle su comida a ese gato. Nydia añade que -además- lo convertirá en un gato defectuoso porque se impondrá a la comida fácil y dejará de cazar en el monte.

Pero la niña sigue empecinada y sin dejar de caminar con su plato se dirige rumbo al felino.

Altai -le insisto con fuerza- no puedes darle tu comida a ese animal.

Pero ella parece no escuchar y avanza decidida, al mismo tiempo que señala "si se la voy a dar porque tu me has dicho siempre que comparta y voy a compartir con el; además, los gatos no pueden andar en dos patas como nosotros". 

Ante semejante argumentación, es ya casi imposible detenerla por lo que intentamos un último recurso y le decimos: "Bueno, a quién quieres más, al gato o a mí".

A lo que responde rápidamente (de hecho, antes de que termine mi frase anterior): "al gato, al gato, al gato..."