sexta-feira, dezembro 31, 2010

En Chihuahua te pueden disparar en la cabeza frente a las puertas del Palacio pero te dan el pase

Una escena relativamente común en el teatro de la vida chihuahuense es la siguiente. Hay una persecución a alta velocidad entre varias trocas. Se disparan con rifles de asalto por las calles de la ciudad pero si se les atraviesan uno o varios peatones las camionetas paran estrepitosamente, en seco, y los tripulantes dejan de disparar.
Te ceden el pase.
Si a los sicarios te les atraviesas en un automóvil o los intentas rebasar en una camioneta -persecución o no de por medio- por lo menos te echan una mirada de muerte o te acribillan.
No escribo de oídas, en Jiménez, Casas Grandes, Guadalupe y Calvo, Parral, Creel y Chihuahua capital no deja de sorprenderme que, en las esquinas, camionetas blindadas tripuladas por grupos de hombres empecherados, armados con Ak-47 o AR-15 esperen para dejarte pasar la calle.
Si sus jefes en Los Pinos o en la lista de Forbes se los ordenan te acribillan a mansalva o te cortan la cabeza y te crucifican en una malla fronteriza pero te dejan pasar.

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