llueve...
el mundo se estremece
y despertamos al filo del amanecer, entre tus brazos
te vas con uno de tus pies y con el otro vuelves
radiante, plena de luz y amor
caminas y suspiras en cada rayo, trueno y gota de lluvia
tus besos penetran una y otra vez la tierra nuestra
desde la cumbre bendita de los Montes Altai
hasta las planicies sagradas de Karukinka
llueves...
cada paso que das, húmeda
funde las nieves del norte y alimenta la tierra de fuego
entre las luces y sombras de esta ciudad
apresuras el relámpago porque de ti depende la primavera
y suerte he tenido de conocerte...
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