terça-feira, setembro 18, 2007

Conocemos mujeres preñadas, habitadas y paridas por cometas: cruzan sus ojos, sus pensamientos, sus besos y abrazos en este y el otro mundo

Bitácora de astros y pedernal...
Cosa curiosa son los cometas, entre los klanes de la tierra a la que pertenecemos algunos viejos y viejas dicen que anuncian -o son reflejo- de buenaventura; mientras que otras -y otros- venerables ancianos señalan que son astros funestos.
Nosotros pensamos que los cometas son como nuestros hermanos más pequeños, es decir, que son de donde los inviten, y que si los invitan mujeres del norte besadas, embrujadas y plenas de luz, pues así son esas mujeres que los invitan y les dan cielo.
Pero no podemos cerrar este comentario peregrino, sin señalar lo que más nos intriga de los cometas (lo que más nos intriga, por lo menos, en los últimos cuarenta mil años): que no son de fuego, sino de hielo y nieve ¿cómo algo tan frío y tan solo en el universo da tanta idea de luz y de calor?
Sabe… suceden cosas muy extrañas en este mundo. [la foto superior es del último gran cometa que visitó estas tierras, a fines del milenio pasado; fue tomada por Víctor Khabanov desde la Sierra Madre Oriental; la foto inferior es la de uno de tantos cometas que habitan la piel de nuestra rocas y fue tomada por la Korza del Amanecer en algún lugar situado entre Coahuila y Nuevo León]

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